En busca del avión inviolable

Los recientes acontecimientos de Londres han vuelto a recordar el peligro que supone que las redes terroristas elijan los aviones como armas o como objetivo a abatir. Por eso, ya se están desarrollando diferentes programas que investigan en la aplicación de la tecnología para conseguir aeroplanos invulnerables a potenciales secuestros u otras amenazas.

El objetivo es que el propio avión se convierta en la última barrera para impedir un ataque terrorista. Es evidente que siempre existirá un elemento de riesgo o amenaza, pero se reducen notablemente si el avión está preparado para impedir que caiga en manos criminales.

Entre los planes que se manejan están métodos de vigilancia que detecten comportamientos sospechosos entre los pasajeros, o un sistema para evitar colisiones que cambiaría la trayectoria del avión si éste se dirigiera contra un objetivo. También se piensa en incorporar un ordenador que guiaría el avión hacia el aeropuerto más cercano en caso de secuestro, aunque es posible que se tarden 15 años en desarrollar esta tecnología.

Más avanzados se encuentran los proyectos desarrollados por el SAFEE (Security of Aircraft in the Future European Environment), un proyecto lanzado en febrero de 2004 con la participación de empresas como Airbus, EADS, BAE Systems o Siemens, con la ayuda de la Comisión Europea. El sistema podría estar disponible comercialmente en el año 2010.

El proyecto de SAFEE va más allá de las acciones que se impusieron tras el 11-S (relacionadas sobre todo con el control de pasajeros previo al embarque), e incluye medidas como la inclusión de chips para controlar la ubicación de los pasajeros y el equipaje, controles biométricos, sensores de video y audio para detectar comportamientos extraños, comunicaciones cifradas, blindaje de la cabina para acceder sólo mediante las huellas dactilares de la tripulación o un programa que rectifica la trayectoria del avión si pierde su rumbo correcto. Semejante nivel de protección habría evitado, por ejemplo, los atentados del 11-S.

Los investigadores son conscientes de que muchos pasajeros protestarán por el hecho de ser continuamente controlados y monitorizados, aunque esperan que entiendan que toda esta vigilancia sólo pretende su total seguridad.


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