La Federación Internacional de la Industria Discográfica, o IFPI en sus siglas en inglés, ha presentado en Londres un estudio sobre la piratería musical en Europa. Y aunque no resulta especialmente sorprendente ni novedoso, España está en el primer puesto de su lista sobre música pirateada.
Por supuesto, el concepto de pirateo aquí es muy relativo, sobre todo si tenemos en cuenta que la legislación española no sanciona el intercambio de achivos entre particulares si no hay ánimo de lucro, una posición no precisamente compartida por la industria discográfica, siempre dispuesta a ofrecer cifras en abundancia.
En el informe, decíamos, se indica (suponemos que con horror) que el 45 por ciento de los internautas españoles utilizan habitualmente redes P2P de intercambio de archivos o páginas de descargas, frente a la media europa del 23 por ciento.
El texto asegura que esta práctica resulta demoledora para la música española, perjudicando especialmente a los artistas nuevos, porque las discográficas ya sólo apuestan por artistas consagrados, que de todas formas pierden puntos en las listas de ventas. Quizá sea el momento de que esos artistas debutantes busquen caminos alternativos que no pasen por las discográficas, como por ejemplo YouTube, como hizo por ejemplo el grupo OK Go.
IFPI aplaude la polémica Ley Sinde, tumbada en el Congreso ante la oposición ciudadana y que el Gobierno está intentando reanimar, y señala que la piratería es la responsable de que los artistas españoles ya no estén en los primeros puestos de las listas de ventas. Tampoco están, por cierto, en la lista de éxitos de la Red: los artistas más descargados en 2010 fueron Kesha, Lady Gaga, Eminem y Beyoncé, según el informe.
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