Durante el més de abril, el 59,5 por ciento de las conexiones a Internet se hicieron a través de Internet Explorer. Eso le convierte en el líder del mercado, a una amplia distancia del 24,59 por ciento de su competidor más cercano, Firefox. Pero también es el peor resultado de los últimos años.
Quien le está comiendo más terreno al gigante no es Firefox, un naavegador open source desarrollado por la Fundación Mozilla, sino Chrome, también de código abierto pero que viene de la mano de otro de los grandes de la tecnología, Google. Chrome ha pasado de tener una cuota de mercado del 6,13 en marzo a una del 6,73 en abril, llevándose casi todo de los 0,7 puntos que perdió IE en ese mes.
También Safari, el navegador de Apple, ha avanzado desde el año pasado y ahora supone el 4,72 del tráfico mundial, mientras que Ópera queda rezagada con un 2,3 por ciento que no debería dar excusa para minusvalorar al programa noruego, que está arrasando en navegación móvil.
El descenso de Internet Explorer (casi ocho puntos porcentuales en un año) sigue con la tendencia al alza de sus competidores, pero se ha hecho más acusado después de que la Unión Europea obligase a Microsoft a informar expresamente a los compradores de equipos nuevos de que hay varias opciones para acceder a Internet, en lugar de instalar directamente Explorer en todos los ordenadores con Windows como venía haciendo hasta ahora.
Para el futuro, la empresa espera que el lanzamiento de la nueva versión de IE les ayude a recuperar la bendición de la crítica, o al menos del público.
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