Es normal que a los patronos de las empresas les preocupe el rendimiento de sus trabajadores. Lo que parece un poco absurdo es que se hagan estudios como este elaborado en Australia, que estima que si cada empleado se pasa una hora al día visitando Facebook (o cualquier otra red social), tal desatención se traduce en unas pérdidas anuales de 6.300 dólares por empleado. Como si un ordenador conectado a Internet no fuera una tentadora fuente de continuas distracciones, o como si “perder el tiempo” en Facebook fuese más caro que hacerlo resolviendo sudokus, tomándose tres descansos diarios para tomar cafelitos o simplemente mirando las musarañas.
El caso es que muchas empresas empiezan a optar por la drástica medida de prohibir las visitas a Facebook, mientras otras creen que es una medida contraproducente por temor a la reacción de sus empleados ante un acto de censura.
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