Google emitió ayer un comunicado negando las noticias sobre que habría llegado a un acuerdo con Verizon según el cual la operadora podría gestionar el tráfico de datos (es decir, bloquear o retrasar algunas aplicaciones o formatos) en las conexiones móviles, aunque no en las fijas.
La aparecida, aparecida en The New York Times y después en otros medios y agencias de noticias que citaban sus propias fuentes, provocó un estallido de críticas contra Google, a la que se acusaba de haber traicionado sus valores y apuñalado por la espalda a la neutralidad de la Red, tras reuniones a puerta cerrada de las que nadie sabía nada.
\”Sencillamente, The New York Times se equivoca\”, afirmó una portavoz de la compañía en un correo electrónico. \”No hemos tenido ninguna conversación con Verizon sobre pagar por la transmisión de tráfico de Google. Seguimos tan comprometidos como siempre lo hemos estado con una Internet abierta\”.
Aunque categórico, este comunicado no es exactamente el mejor desmentido del mundo. Para empezar, porque como señala el diario neoyorquino, que dio la primicia sobre el supuesto acuerdo, niega una acusación que nadie había hecho (que Google vaya a pagar porque el tráfico de sus aplicaciones vaya más rápido) y no dice nada sobre lo que de verdad se está planteando: que las dos compañías están negociando -y acordando- qué tráfico puede discriminarse, cuándo y dónde, sin contar con el resto de la comunidad internauta.
Además, la nota de Google defiende su compromiso con la neutralidad, sí, pero el propio consejero delegado de la empresa, Eric Schmidt, dijo esta semana en una conferencia que su concepto de neutralidad incluye discriminar entre diferentes tipos de datos. Lo que, como apuntan los expertos, es bastante contradictorio.
Por su parte, la Comisión Federal de Comunicaciones, el organismo que regula las telecomunicaciones en EEUU, y que se suponía auspiciaba las negociaciones, ha anunciado que dejará de mediar entre las empresas del sector ante la falta de progreso, y expresó su desaprobación sobre un acuerdo como el que se barajaba estos días.
Oficial o no, un acuerdo como el que se plantea supondría un fuerte golpe sobre, por ejemplo, la brecha digital. Multitud de estudios confirman que, tanto en países desarrollados como en el tercer mundo, los internautas más desfavorecidos se conectan más desde el móvil, porque les requiere mucha menos infraestructura y pueden controlar mejor lo que gastan. Según un estudio reciente de Opera, las conexiones a Internet desde móviles se han disparado en África. Intervenir en la forma y el contenido al que acceden esos usuarios es una cuestión que va mucho más allá de la gestión de una red.
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