Google ha creado multitud de excelentes productos, aunque por el camino también ha dejado algunos fiambres: ideas que pudieron parecer acertadas en su momento, pero que más tarde demostraron no cumplir con las dos reglas de oro para que un proyecto salga adelante: útil para los usuarios, y rentable para la compañía. He aquí un recordatorio de cómo los proyectos brillante también se alimentan de los fracasos.
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