Que una reducción de la carga fiscal le viene bien a cualquier negocio es cosa que nadie duda. Por eso, sendos senadores de Silicon Valley han lanzado una propuesta oficial para disminuir los impuestos que pagan las telecos, las compañías fabricantes de equipos informáticos y las propias empresas que compran éstos, al menos en determinados ciclos económicos. Según los legisladores, ello animaría a muchos negocios a continuar en California y atraería inversores nuevos.
Gravar en demasía los PC y los equipos de telecomunicaciones es un lastre añadido al despeque del comercio electrónico. Se trata de algo que origina demasiadas repercusiones en cadena. El problema se agrava en lugares como EEUU, donde convendría unificar y simplificar la fiscalidad de tantos estados.
Las transacciones online son fuente de varios problemas jurídicos. Legalmente se trata de prestaciones de servicios, por lo que deben atenerse a la tributación en origen, es decir, en la sede de quien da el servicio. Tomemos como ejemplo el IVA: bien es verdad que la sociedad tecnológica estaba aún en pañales, pero lo cierto es que nadie pensó en la posibilidad de que un servicio pudiera ofrecerse a distancia.
Así, la tributación en origen hace que a un usuario conectado desde su domicilio a varios sitios que trabajan desde diferentes países, se le ofrezca el mismo producto o servicio que puede costar lo mismo, pero no en términos de IVA: de éste pueden derivar oscilaciones en el coste final de hasta un 20%. Si el sitio está en EEUU no habrá IVA; sin embargo, en España será del 16%, y en Noruega del 25%.
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