HTC está disfrutando de un ritmo de crecimiento envidiable, gracias en buena parte a sus teléfonos inteligentes equipados con el sistema operativo Android.
Sin embargo, una piedra en el camino se cruzó con esa veloz expansión: la escasez de pantallas AMOLED. Hay pocos fabricantes y el mayor, la coreana Samsung, se reserva una buena parte para sus propios teléfonos.
Y a su vez, los problemas con las pantallas afectan al suministro de algunos de los modelos más populares de HTC, como el Incredible o el Desire, así como el terminal que fabricaron para Google, el ahora en proceso de desaparición Nexus One.
La situación ha obligado a HTC a anunciar que la próxima hornada de teléfonos que saque al mercado utilizará la tecnología Super LCD (SLCD) de Sony, renunciando a los productos de Samsung por el momento.
La decisión es más un apoyo para Sony que un varapalo para Samsung, que puede permitirse perder a un cliente en un mercado que desespera por hacerse con las famosas pantallas AMOLED para teléfonos y otros dispositivos portátiles.
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