Todo parece indicar que este año veremos cambios importantes en la actitud de la industria discográfica hacia el P2P. Junto con los proveedores de acceso a Internet y los fabricantes electrónicos, podrían empezar a adoptar una estrategia más cercana a intentar encontrar nuevas fórmulas de distribución de la música, en lugar de proseguir con unas batallas legales que se vuelven interminables e infructuosas. Además, nada menos que Google se ha pronunciado a favor de buscar nuevos modelos para la distribución del contenido digital. “\”Vamos a estar en el negocio de la música, pero no nos interesa la actual estructura de la industria musical\”, ha asegurado la compañía en el reciente congreso MIDEM de Cannes. Como dicen los angloparlantes, “Now we’re talking”.
Un proyecto pionero podría estrenarse en la Isla de Man: una tarifa plana a cambio de descargas ilimitadas de música. O lo que es lo mismo, legalizar el P2P. Una propuesta que genera muchas dudas: ¿deberían pagar la tasa todos los usuarios de Internet, aunque no descarguen archivos? ¿Cómo se haría el reparto de ingresos entre ISPs y discográficas? ¿Y entre las discográficas y los artistas? ¿Cómo afectaría a servicios de suscripción musical, como iTunes? ¿Qué pasaría en los países europeos que empiezan a aplicar medidas legales contra el P2P?
Muchos interrogantes, que no deben ser interpretados como obstáculos, sino como desafíos que la industria musical debe resolver si de verdad quiere evolucionar hacia nuevas formas de distribución en la era digital.
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