Tanto si es complicado como si no, el amor es algo muy parecido a lo que sentimos al navegar por nuestra red social de turno, según un experto de Estados Unidos que utiliza pruebas como poner a un reportero a ver vídeos muy pero que muy tristes mientras se hace un escáner.
El experto en cuestión es Paul Zack, que es neuroeconomista (debe de ser como astrofísico, pero con más tertulia). Por si el doble título no fuera lo bastante impactante, también se le apoda como \”Doctor Amor\” por sus estudios sobre las sustancias que segrega nuestro cuerpo y que asientan las relaciones sociales de afecto y amistad.
Zack cree que la hormona oxitocina es la responsable de emociones como la confianza, la empatía o la generosidad. Y según un experimento improvisado con el periodista de Fast Company Adam L. Penenberg, esta hormona puede aumentar su presencia en sangre un 13 por ciento sólo con diez minutos de twitteo. Un aumento comparable al de una novia a la que Zack estudió el día de su boda. Por contra, las hormonas que indican estrés se redujeron entre un 10 y un 14 por ciento.
La conclusión del experto es que el cerebro reacciona a la interacción con gente a la que nunca hemos visto como si estuviera cara a cara o fueran amigos tradicionales, produciendo tiernos sentimientos de afecto.
Aunque curiosa, no debemos confiarnos con esta teoría sobre el cariño y las redes sociales. No en vano cada vez se utilizan más \”pruebas\” de registros de Facebook en los procesos de divorcio estadounidenses. Será que la oxitocina acabó enfocada donde no debía.
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