Inversores cabreados buscan culpables en Wall Street

Y es que cuando las cosas van bien, todo va bien. Pero cuando vienen mal dadas… Mucho dinero se ha perdido con la caída de las empresas puntocom, y parece que alguien ha de pagar los platos rotos. Así las cosas, enfadados inversores denuncian ahora que algunos analistas de Internet de Wall Street Internet pueden haber mentido al reventarse la burbuja. Parece que la guerra no ha hecho más que empezar.

Los más fiables analistas de mercado como Henry Blodget o Mary Meeker, chichos y chicas pin-up del momento Internet, que ayudaron a sus firmas a ganar pingües beneficios en Wall Street, se han convertido ahora en potenciales o presuntos mentirosos, al menos bajo el prisma de la ira de algunos ciberinversores, cuyo cabreo por haber perdido suculentas sumas, debe ser bastante real y no virtual.

Pero es que en mitad de la exuberancia de un mercado como el de las puntocom, en su día muchos de los informes elaborados por compañías como Merrill Lynch & Co., Blodget and Meeker of Morgan Stanley, hacían variar el valor de las acciones de las empresas según sus comunicados informaban sobre el tráfico de las diversas Web. Pero tras la caída de las tecnológicas, los inversores han perdido mucho dinero y no parecen estar dispuestos a que nadie se vaya de rositas. Así, analistas como Blodget and Meeker se encuentran bajo los ataques de enfurecidos inversores, que amenazan con demandas y juicios, mientras aseguran que sus abogados trabajan para averiguar \”donde ha ido a parar el dinero\”.

Los brokers aún se hallan tras los veredictos de sus analistas, pero todo parece indicar que una gran guerra está a punto de saltar por los aires. Lucha que pone en tela de juicio algo de lo que nadie ha dudado hasta ahora: la credibilidad de los dictámenes de los analistas de Wall Street. Y tan candente se halla la situación, que es posible que las compañías podrían dejar de pagar a los analistas hasta que todo se aclare.

Quienes han planteado las demandas han sido principalmente pequeños accionistas que compraron en Bolsa basándose, precisamente, en las recomendaciones de \’compra fuerte\’, \’compra\’ y similares, de los analistas, que entienden queestaban hechas únicamente para complacer a las empresas y, de este modo, garantizar que éstas iban a seguir trabajando con el banco de inversión. Y todos contentos: la empresa conseguía las recomendaciones que quería-positivas- y el banco de inversión se aseguraba la operativa de la empresa.

Mientras tanto, el pequeño accionista que compraba enBolsa, estaba adquiriendo unas acciones sobrevaloradas en función de recomendaciones nada objetivas y que ahora se han quedado en poco más que papel mojado. Esta falta de objetividad es la que está siendo investigada por la comisióndel Senado USA, con la sospecha que se va materializando, de que tras el verano, va a haber una verdadera avalancha de demandas por parte de pequeños inversores.

Los inversores intentan demostrar una relación entre analistas y banca, ya que denuncian el enorme poder de los primeros, así como que el supuesto miedo a publicar resultados negativos que hubieran espantado a los inversores de diversas operaciones. Y otros, dicen que quienes fomentan estas demandas son los abogados especializados, en concreto un tal Bill Lerach que está detras de casi todas: se lleva un 30% de lo que obtenga en sentencia o en acuerdo extrajudicial, que suelen ser cantidades muy importantes pero que al repartirse entre todos los demandantes son sólo unapequeña parte de lo perdido.

El galimatías que tienen montado en Wall Street no es moco de pavo, pero cabe preguntarse si la ira en las denuncias de los inversores, hubiera sido la misma si, en lugar de pérdidas y quebrantos, hubieran obtenido jugosas cosechas. Nunca lo sabremos.

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