La bicicleta es el nuevo gadget

La ciencia ficción nos mintió. Vale, la palabra clave de esa frase es ficción, pero aún así. Seguimos esperando, y aquí no hay ni rastro del coche volador. Las automovilísticas ya tienen bastante con mantenerse a flote como para encima alzar el vuelo, y nos advierten que aún queda un trecho para que vayamos a todas partes en un coche ya no volador, sino eléctrico. Con este panorama, parece que los expertos en tecnología prefieren centrarse en un vehículo más entrañable, ecológico y que encima nos obliga a hacer deporte… casi siempre. Bicicletas sin pedales Empecemos por la propia bici. Los diseños futuristas se suceden para maravilla de los que recuerdan bicicletas desconchadas, con cestita delante o con una cadena que se salía a cada vuelta. Ahora, nos descubrimos ante la bik.e de Volkswagen. Este prototipo nos ofrece una bici eléctrica, sin pedales, plegable y con dos ruedas de repuesto. Pero todo esto se asimilar sólo después de un segundo de maravilla ante el diseño. Otros sugieren poner electricidad manteniendo los pedales, y sobre todo la estética de siempre. Se calcula que en China ya circulan unos 120 millones de modelos eléctricos. Si queremos algo más tradicional tenemos para elegir, como el modelo Cannondale OnBike, de negro riguroso y con cadena y cables ocultos bajo la carcasa. Para los chavales, diseñado por chavales, otro prototipo que crece con su dueño para no tener que irlo cambiando según estiran las piernas. Pero el hardware, como quien dice, sólo es la guinda del pastel. Aplicaciones en el manillar En marzo, Google amplió su servicio de mapas incluyendo indicaciones para ir en bici de un sitio a otro. Es sólo un ejemplo de las muchas aplicaciones diseñadas para ciclistas. Mapas y contadores de velocidad son los preferidos. Pasando a los accesorios, tenemos cascos que apestan cuando se estropean, manillares con teclado y todas las combinaciones de luces imaginables, incluyendo las ruedas con Space Invaders. La semana pasada, Nokia presentó un cargador de móvil que, al módico precio de 15 euros, permite recargar la batería del móvil mientras pedaleamos. El aparatito está pensado tanto para urbanitas como para habitantes de países en vías de desarrollo, donde la electricidad es un lujo y no una constante. Los diseñadores no se quedan atrás, y proponen los aparcamientos de bicicletas más variados, coloridos e imaginables. Unos que sirven de banco, otros tan estrambóticos que jamás descubriríamos su propósito. Todo este afán de reinventar la doble rueda tiene un poco de conciencia ecológica, otro poco de aspiración a mantenerse en forma y un cierto toque, seamos sinceros, de dárselas de alternativo. Pero sobre todo, tiene mucho de afición personal de estos techies. No en vano, hay grupos de empleados de Google que se organizan para ir juntos en bici a trabajar, y la empresa celebró la semana de \”ir en bici a trabajar\” (se ve que hay sitios donde los pedales no implican una lucha a muerte contra el tráfico motorizado) con un día de taller de bicicletas, competiciones amistosas, masajes gratis y fiesta en general.


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