La organización que agrupa a la mayoría de los proveedores de Internet británicos organiza unos socarrones premios anuales a los mejores de la red en varias categorías. Sin embargo, los premios estrellas son los que se entregan a los héroes y los villanos del año. Y este año, un tema domina las candidaturas: La Ley de Economía Digital.
Este año, los candidatos a héroe de la Asociación de Proveedores de Internet (ISPAS) son Bridget Fox, por organizar las protestas contra la polémica ley; la web Data.gov.uk, que ofrece datos oficiales a la ciudadanía, por \”mostrar el valor de los datos y cómo el público puede utilizar información del Gobierno\”; el parlamentario Tom Watson y todos los que votaron contra la Let de Economía Digital; la campaña Zip It, Block It, Flag It de concienciación sobre seguridad en Internet para padres y niños, y la campaña 38 Degrees, por movilizar a la oposición público contra la ley de Internet. Es decir, tres de las cinco candidaturas tienen que ver con el mismo tema.
Los posibles villanos no se desvían mucho del asunto. Optan al premio una ley que pretende regular las descargas en redes P2P, \”por su estrategia agresiva y excesivamente dura\”; la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de la UE, por negociar en secreto el tratado anti piratería ACTA.
El resto de los postores al malo de la película están relacionados con la famosa ley de Internet. Lord Clement-Jones está nominado por presentar una enmienda a la Ley de Economía Digital \”sin suficiente investigación o comprensión de las consecuencias\”. Su propuesta contemplaba el bloqueo de las páginas extranjeras a las que se hubiera demandado por ofrecer descargas de archivos protegidos por derechos de autor. El siguiente candidatos es Lord Mandelson, nominado por ignorar la consulta pública sobre el tema, y por último el Parlamento británico en pleno, por aprobar la ley \”sin el debate adecuado\”.
La ley de la discordia, aprobada a toda prisa en los últimso días del anterior Gobierno laborista, contempla aspectos como el corte de la conexión a Internet a los que sigan descargándose archivos protegidos tras tres avisos y estrictas normas a las redes WiFi públicas que podrían poner en peligro las conexiones en universidades y cafeterías. Cuando se conoció el borrador de la ley hubo una gran polémica pública, pero el texto acabó aprobándose tras algunas modificaciones.
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