La industria discográfica lleva años abrumando a políticos y consumidores con terribles cifras de pérdidas, profecías sobre el fin de la música y demás catástrofes. No hace mucho, el Gobierno de EEUU admitió que muchas de esas cifras no eran de fiar. Ahora un grupo de economistas lo confirma en un completo informe.
El estudio, realizado sobre datos de ministerios, grandes fundaciones y organizaciones del sector, concluye que la industria gana prácticamente lo mismo que en 2004, aunque no por las mismas vías.
Así, las ventas de música grabada en soportes físicos ha descendido mucho (por si todavía no nos había quedado claro), pero a cambio han subido los ingresos por conciertos y descargas de pago. De hecho, según el Ministerio de Industria, el 27 por ciento de los ingresos del sector a nivel mundial provienen de canales digitales, cifra que llega al 40 por ciento en EEUU. Y en 2008 los conciertos dieron más dinero que las ventas de discos.
Grupos de presión y asociaciones del sector nos amenazan sin cesar con que si prosiguen las descargas y los servicios gratis de música, la música morirá y la creación desaparecerá. Pues bien, desde 2004 han aumentado no sólo los registros de obras musicales, sino el número de compositores, pasando de 1.142 en 2004 a 1.360 en 2008.
Por si hicieran falta más pistas, el informe recoge nuevos modelos de negocio, como las tarifas planas de música para el móvil, tiendas de descargas al estilo iTunes, servicios en streaming como Spotify, las redes sociales como forma de promoción y una nueva generación de contratos con los artistas. Será por opciones.
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