La nueva guerra entre países no se libra en el campo de batalla ni con armas -al menos por el momento-. Se desarrolla en la Red, porque todos quieren gobernar Internet. EEUU exige mantener su papel de dominio online, con el argumento fundamental de que nadie ayudó más a crear y potenciar Internet. Pero otras naciones quieren ejercer más control.
A este respecto se va a celebrar en noviembre una reunión en Túnez que debería fijar unas nuevas bases para el gobierno de la Red. De no ser así, algunas voces, entre ellas la de la Comisión Europea, ya han advertido que si no se puede llegar a un acuerdo Internet se dividirá.
¿Cuál es el eje, la piedra angular del debate? Pues ni más ni menos que el papel del Ejecutivo estadounidense, el más poderoso del planeta, en todo lo relacionado con la supervisión de la estructura de direcciones de Internet -el llamado sistema de nombres de dominio-, que permite la comunicación entre los ordenadores de todo el mundo y que es manejada por ICANN.
Rebelión antiEEUU
Como decimos, en caso de que la Cumbre de Túnez se revele ineficaz, estados como China, Rusia, Brasil y algunos países árabes podrían comenzar a operar sus propias versiones de Internet. De momento, la reunión celebrada la pasada semana en Ginebra sobre la regulación del tráfico digital en el siglo XXI acabó sin acuerdo. Eso sí, EEUU rechazó ceder su control exclusivo ante un organismo internacional compuesto por grupos que representan a usuarios comunes.
Unos usuarios que, en todo caso, permanecen absolutamente pasivos ante la situación. ¿Por qué? Puede que a muchos no les guste el férreo control estadounidense de la Red, pero pocos respaldan la intervención de la ONU en el asunto porque creen, con buen criterio, que la politización de Internet no es precisamente la solución.
Es indeseable que Naciones Unidas controle la Red: países que no son democráticos no deben tener cabida en la gestión de un medio de comunicación, DEL medio de comunicación, más decisivo ya para la libertad de expresión.
Lo que de verdad importa
Por su parte, a los usuarios más les valdría despertar, o mejor dicho, no dejar que los políticos les lleven a su huerto. ¿Es lo más importante la pugna entre EEUU y el resto del mundo? ¿O lo son la lucha contra el spam y los delitos cibernéticos, la reducción de la brecha digital, y tantas otras cosas que quedan por hacer o mejorar?
Sin embargo, si China, por ejemplo, optara por establecer su propio sistema paralelo de nombres de dominio, la Red podría quedar condenada a una fragmentación que complicaría demasiado su razón de ser: la interconexión planetaria entre usuarios y la búsqueda de información a escala global.
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