La propiedad digital también es eso, propiedad, y por tanto debe respetarse y protegerse de la misma manera que la pertenencias físicas. Eso es lo que ha considerado un juez holandés (siempre tan adelantados), que ha condenado a un adolescente por apropiarse de los bienes virtuales de otro joven en el juego RuneScape. Un precedente importante en un mundo en el que cada vez trasladamos más elementos de nuestra identidad a los entornos digitales.
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