El Capital Riesgo tiene que invertir en muchos negocios para conseguir buena rentabilidad. La mayoría fracasan y no es fácil encontrar un Google. En estos días, muchas empresas de capital riesgo norteamericanas sentirán el momento en el que decidieron no invertir en Google. En la mayoría de los casos porque la forma de ser de sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, les parecía demasiado radical y su concepto de empresa no tenía nada que ver con el orden al que están acostumbrados los inversores.
Dos empresas de Capital Riesgo estadounidenses, Kleiner Perkins y Sequoia Capital, aceptaron el reto del buscador, y sus socios Doerr y Moritz tuvieron que batirse con los dos fundadores en batallas que fueron la comidilla de todo Silicon Valley. No fue fácil convivir con ellos y consensuar decisiones que los googleros consideraban básicas.
El caso es que el esfuerzo mereció la pena de una forma considerable. Según nos cuenta el diario New York Times, la inversión de entre 11 y 12 millones de dólares que realizó en 1999 cada una de las compañías en Google, vale hoy 3.000 millones de dólares. No está mal como rentabilidad de 5 años de discusiones. 250 veces a 1.
Lo que todavía es más importante es que ambas compañías se llevan el 30% del beneficio que consiguen, de tal forma que los socios de ambas se embolsarán la bonita cifra de 900 millones de dólares, haciendo que tanto Doerr como Moritz puedan, de nuevo, incrementar lo que es ya un patrimonio multimillonario.
A pesar de ello, pocas empresas de capital riesgo están dispuestas a invertir en unos creadores de empresa tan poco tradicionales y con ideas tan firmes.
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