Las personas que consultan con cierta regularidad noticias relacionadas con Internet tienen una gran capacidad de aguante. Sólo hay que echarle vistazo a los nodos de información tecnológica para comprobar cómo en muchos casos las noticias parecen esquelas donde, o bien se tratan cierres de empresas, o bien se detalla el número de despedidos de una compañía. En la mayoría de las ocasiones se habla de los motivos que llevan a las empresas a tomar medidas de estas características. Pero muy pocas veces, por no decir nunca, se explica la forma en la que los empleados deben abandonar las oficinas.
Hasta ahora. Porque una encuesta realizada por Techies.com entre los profesionales del sector estudia el comportamiento de los directivos cuando se encuentran en tal tesitura. Aunque hay algunos que reconocen sentirse como \”un retorcido conspirador\” la mañana en la que tiene que comunicar la noticia a sus trabajadores, muchos otros prefieren saltarse a la torera esa obligación. Como muestra, uno de los varios botones que recoge el estudio en forma de declaraciones de ex empleados: \”No me enteré de que la empresa había cerrado y despedido a toda la plantilla hasta el día después de que se produjera. Estaba de vacaciones y al día siguiente tenía que ir a trabajar con la esperanza de ver a mis compañeros y hacer las mismas cosas de siempre. Para mi sorpresa, cuando entré en la oficina, todas las luces estaban apagadas y el local se encontraba vacío… Esa es la peor parte de que te despidan: no saberlo hasta el día después\”, comenta un afectado por la política de reestructuración llevada a cabo en una empresa de Internet.
Para elaborar el informe se realizaron entrevistas a 700 personas que hubieran cumplido un requisito: haber recibido el famoso papel color rosa en los últimos tres años. La mayoría de ellos aprobaron la condición con nota: el 77% tuvo que abandonar su empresa en los últimos seis meses. De ellos, tres cuartas partes aún se encontraban a la caza y captura de un puesto de trabajo.
Dotcomers con poderes adivinatorios
Una de las principales ideas que se desprende del estudio es que la mayor parte de los empleados era consciente de que, más pronto que tarde, su empresa iba a acometer un recorte de plantilla. El 25% incluso intuía que iba a afectar a su departamento. Por contra, el 24% esperaba que se produjeran despidos, pero en ningún caso preveían que fuera en su división y menos aún que les tocara a ellos.
Conclusión nº 1: o los empleados de empresas de Internet son muy perspicaces, o la situación suele ser tan delicada que sólo un despistado no se daría cuanta de lo que se avecina. Algunos tienen una alta valoración de sí mismos y se consideran intocables. Como quien dice, los cementerios están repletos de gente que se consideraba imprescindible.
Muchos de los que se quedan en la calle lo hacen con menos dinero de lo que, en teoría, les correspondería: el 25% no recibió indemnización debido a que la empresa en la que trabajaban echó el cierre y si te he visto no me acuerdo. El 40% recibió el salario del mes correspondiente y bastantes recibieron su dinero incluyendo la cantidad derivada de las vacaciones que no pudieron tomar. Lo malo no es que se deje de cobrar lo que a uno le corresponde, sino que, como subraya con cierta rabia un encuestado, \”dos semanas antes de que la compañía cerrara, el CEO se había comprado un Ferrari y el CTO un Dodge Viper\”.
Conclusión nº 2: un 25% pasa de la noche a la mañana de ser un simple empleado a un despedido, cabreado, y ex trabajador con cara de tonto que, además, tiene que tomar el metro y autobús para desplazarse.
A quién le cae el muerto
A una gran mayoría de los entrevistados por techies.com, la noticia de su despido se la comunicaron en persona, siendo el jefe o supervisor el encargado de tan desagradable tarea. Al 25% se la transmitió un compañero de su departamento u otra persona de la empresa. Pero existen casos en los que un trabajador ha llegado por la mañana a la oficina y, al abrir su correo, ha recibido un mensaje en el que se le agradece los servicios prestados. Los hay incluso con menos suerte: al recoger un papel en la impresora se han topado con su carta de despido en la bandeja de salida.
Conclusión nº 3: hay jefes que son capaces de dar la cara. Otros prefieren cargarle el muerto a sus inferiores y otros adoptan durante ese día las características del hombre invisible.
El 33% de los despedidos no tuvo ni tiempo para vaciar los cajones de su oficina. Y es que el periodo de tiempo que va desde que le comunican el despido hasta que abandona la empresa es inferior a una hora. Esta obligación no es caprichosa, ya que hay afectados cuya primera reacción una vez se les transmite la noticia es ir a su PC poseídos por un ansia maligna y se ponen a borrar archivos claves para la empresa de forma compulsiva. Sólo al 15% se le permite tocar su antiguo PC días después del despido.
Un caso similar le ocurrió a Victoria, que desempeñó labores de web master en una puntocom española. La noticia de su despido se la comunicaron a las 12 de la mañana. A la una de la tarde se encontraba en el sofá de su casa… llorando. \”Desde que salí del despacho del director estuve permanentemente acompañada por un antiguo compañero que no se separó de mí hasta que abandoné al oficina. Cuando le dije que quería recuperar archivos personales de mi ordenador me comentó que eso era imposible. Aparte de deprimida, me fui de la empresa con la sensación de ser una persona peligrosa\”, señala.
Conclusión nº 4: las empresas tienen mucha prisa por dejar de ver a sus antiguos empleados y son capaces de tratarles como apestados para conseguirlo.
A pesar de todo lo dicho hasta el momento, muchos de los trabajadores traban una buena amistad con las personas que deciden despedirlas. Tan buena es la relación, que bastantes trabajadores aseguran que recurrirían a su antiguo jefe en el caso de que necesitaran referencias para conseguir un nuevo trabajo. Pero una cosa no quita la otra. Si la empresa que abandonan de forma obligatoria remontara el vuelo y propusiera volver a contratar sus servicios, la mayoría subraya que daría un no como respuesta.
Conclusión nº 5: en los trabajadores de las puntocom o telecos anida un fuerte sentimiento de orgullo y de perdón. Vamos, unos santos que prefieren ahogar sus penas en
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