¿Empieza a pensar que su vida no sería posible sin tecnología y aparatos electrónicos? ¿Quedarse sin Internet le parece comparable al Apocalipsis? Pues esté atento, porque dos estudios recién publicados vienen a preocuparnos por lo mucho que dependemos de la tecnología.
El primero, de la Universidad de Stanford, concluye que Internet puede ser tan irresistible y peligrosa como cualquier otra adicción. De 2.500 adultos, entre el 6 y el 14 por ciento reconocieron que descuidaban su trabajo, a sus familias, e incluso la alimentación y el sueño para navegar por Internet.
El director del estudio, el psiquiatra Elias Aboujaude, se interesó por el tema al comprobar que un número pequeño –pero creciente- de internautas acababan por visitar la Clínica de Desórdenes de Control de Impulsos de la universidad. “Lo describían en unos términos que sonaban casi como un problema de abuso de sustancias”, afirmó Aboujade.
El segundo estudio, algo menos serio, lo firma el sociobiologista Oliver Curry. Según él, la dependencia tecnológica de la raza humana nos convertirá a la larga en una especie de mascotas: Nos augura un futuro de gente obesa, con débiles sistemas inmunológicos e incapaces de socializar, empatizar o hacer ningún trabajo de grupo.
Por supuesto, esto no le pasará a todo el mundo. El desigual acceso a la tecnología derivaría, según Curry, en una división de la especie. Los humanos-mascotas, domesticables y antisociales, y una segunda raza degenerada, fea y de ingenio pobre. Curry no pierde mucho el tiempo explicando
cómo llega a esa conclusión, pero eso es lo de menos.
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