Aunque una máquina no tenga intención de herirnos, puede hacerlo por error, especialmente si estamos pensando en un robot sofisticado que pueda trabajar mano a mano con personas, y por lo tanto con más interacción humana que otras máquinas.
Para evitar lesiones y resquemores hay que enseñar a las máquinas a calcular cuándo empiezan a sentir dolor nuestros frágiles organismos, para que ellas puedan medir sus choques o tropiezos sin hacer daño a los trabajadores humanos.
Eso es lo que está haciendo en Eslovenia el equipo del profesor Borut Povse, enseñando a una máquina a chocar un brazo mecánico contra el brazo de varios voluntarios humanos, para proporcionar información al sistema sobre dónde empiezan a doler los golpes.
El experimento contradice, por supuesto, la primera de las Leyes de la Robótica creadas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, y que prohíbe a los robots dañar a los humanos. Sin embargo, Povse asegura que es el único modo de que aprendan a, digamos, ser conscientes de su propia fuerza.
\”Incluso los robots diseñados según las leyes de Asimov pueden chocar con gente. Estamos intentando asegurarnos de que cuando lo hagan, el choque no sea demasiado fuerte\”, explicó el experto.
Suponemos que otra opción más barata, pero menos efectiva, sería forrarlos de gomaespuma o hacerlos de peluche.
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