Los fabricantes de teléfonos móviles estarán obligados a indicar en la caja de los aparatos características técnicas de difícil interpretación para los no versados en la materia, como por ejemplo los límites de emisión radioeléctrica, la potencia y la frecuencia.
A pesar de que todavía no hay ningún estudio concluyente que demuestre que los teléfonos móviles son perjudiciales para la salud (ni tampoco lo contrario) el ministerio español de Ciencia y Tecnología está empeñado en tomar cartas en el asunto. La ministra Anna Birulés anunció ayer una serie de medidas para reducir el riesgo y esta ha sido la primera. Además se aplicará la normativa europea sobre distancias entre repetidores y núcleos de población.
Los teléfonos móviles trabajan en una frecuencia superior a 1GHz, que está muy cercana a las de un horno de microondas, aunque la potencia de un terminal, alrededor de 1W, es mucho menor. Cuanto mayor sea la frecuencia (como ocurrirá en los terminales UMTS) mayor sería el riesgo potencial para la salud, aunque esto sólo podrá saberse en unos años.
- En La Vanguardia
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