Cuando una empresa sufre un robo o una pérdida de datos confidenciales, no sólo quedan comprometida su reputación, sino que el incidente implica un imprevisto coste económico que se ve obligada a afrontar. Concretamente, hasta 144 euros por cliente afectado, entre la pérdida de oportunidades de negocio, los trámites legales, los gastos relacionados con atención al cliente y comunicaciones públicas o las horas extra de trabajo de los técnicos para reparar el desaguisado. Una vez más, queda claro que la prevención es la medicina más eficaz.
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