Está claro que Internet ha transformado la forma de buscar trabajo. No sólo porque los candidatos centran sus esfuerzos en los recursos online, sino porque los propios contratadores acuden a éstos para completar el perfil o conocer mejor a los aspirantes a un puesto.
Por eso, entre otras razones, hay que tener cuidado con lo que subimos a las redes sociales: quien sabe si aquella foto en la que aparecemos excesivamente “alegres” en una fiesta veraniega no saldrá a relucir el día de mañana en una entrevista laboral.
Una encuesta de la web de empleo CareerBuilder desvelaba el año pasado que en el Reino Unido más de la mitad de las empresas utiliza las redes sociales para consultar el perfil de los candidatos. Y de ellas, el 43% ha descartado candidatos a partir de la información de su perfil online.
Pero este es un riesgo al que tal vez no tengan que enfrentarse los trabajadores alemanes. De acuerdo al diario Spiegel, en Alemania está a punto de aprobarse una ley que protegerá la intimidad de las cuentas personales de los aspirantes a un puesto de trabajo.
El proyecto de ley ha sido presentado por el Ministro de Interior, Thomas de Maizière, después de meses de negociación entre los diferentes partidos que gobiernan en coalición en Alemania, y tras varios escándalos los últimos años de espionaje a empleados en empresas como Deutsche Bahn, Lidl o Deutsche Telekom.
Ahora bien, aunque el objetivo es proteger la intimidad y privacidad de los trabajadores, la ley no deja de incluir un elemento paradójico: no se podrá mirar el perfil de un aspirante en Facebook o Myspace, pero sí se podrá introducir un nombre en Google y recolectar toda la información disponible públicamente, a no ser que sea demasiado antigua o que la persona ya no tenga control sobre ella.
Lo que sí será legal será consultar el perfil del candidato en las redes sociales que los usuarios utilizan expresamente para encontrar trabajo o mejorar su estatus laboral, como LinkedIn y similars.
La ley también establece que las empresas no podrán vigilar las comunicaciones de sus empleados a través del correo electrónico o el móvil a no ser que tengan un motivo expreso, y siempre que se lo comuniquen a la persona afectada.
Lo que no queda demasiado claro es cómo va a controlar el gobierno que en un proceso de selección de personal nadie vaya a echar un vistazo a Facebook.
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