Podría parecer normal que los ciudadanos expresaran su opinión sobre un tema concreto, igual que hacen las empresas con grupos de presión, o los periódicos en sus editoriales. Pero nunca se sabe cuando un senador va a decidir que comentarios en Twitter sobre una sesión plenaria son "injerencias externas" que en su opinión, sobran. Así que no está de más recordar que los ciudadanos tienen una opinión más allá de los votos.
En este caso se trata de pedir una Red neutral, mientras grandes compañías como las operadoras de Internet o la industria del entretenimiento presionan para que se les permita discriminar el tráfico en función de su contenido, o controlar lo que se descarga y lo que no, y el Gobierno indicara en un texto para la Unión Europea que tampoco necesitamos tanta neutralidad, una afirmación que ha resultado escandalosa en la Red, donde internautas y empresas llevan meses haciendo campaña.
"Para posibilitar esa Red Neutral las operadoras deben transportar paquetes de datos de manera neutral sin erigirse en 'aduaneros' del tráfico y sin favorecer o perjudicar a unos contenidos por encima de otros", indica el manifiesto, que también señala que la neutralidad prácticamente elimina las barreras de entrada al contenido y permite una competencia empresarial inaudita.
También se critican los intentos de "redefinir" lo que es la neutralidad, sometiéndola a condiciones completamente contrarias a su significado, para poder decir que somos neutrales cuando somos todo lo contrario. Y mientras tanto, otros países como Chile garantizan su cumplimiento por ley.
El texto podemos encontrarlo hoy en una infinidad de blogs, tanto de noticias como personales, y en la web de la Asociación Nacional de Empresas de Internet, donde se invita a los internautas que compartan sus puntos a difundirlo por medios sociales.
La iniciativa sigue a otras como el Manifiesto por los derechos fundamentales en Internet, o La lista de Sinde , y a declaraciones de personalidades como el padre de la web, sir Tim Berners-Lee, que advirtió hace poco de los peligros de perder la neutralidad, que considera crucial para garantizar la libertad de expresión y otras libertades democráticas.
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