Napster dio ayer el último paso para convertirse en parte de la historia de la música. El lunes 2 de julio de 2001, los pocos usuarios que aún se conectaban a este programa de intercambio de archivos de música en formato MP3 se toparon con un pop up en el que se avisaba de lo siguiente: \”El intercambio de archivos se ha suspendido de forma temporal mientras Napster mejora la base de datos que sostiene la nueva tecnología de identificación de ficheros. Continúa tecleando esta dirección para futuras actualizaciones. ¡Gracias por tu apoyo!\”. La empresa no ha confirmado la fecha en la que se reanudará el servicio.
Del aviso se desprenden dos ideas: una, que \”las futuras actualizaciones\” a las que se refiere no son otra cosa que el programa que permitirá intercambiar canciones previo pago de una cantidad de dinero al mes; y la segunda, que la compañía presupone la fidelidad de sus usuarios. Precisamente, los antiguos defensores a ultranza de Napster lo han abandonado en masa (las últimas semanas sólo había 1.600 canciones disponibles) y se han dado de alta en otros muchos programas que permiten encontrar discos sin tantas dificultades.
Los responsables de la compañía han aprovechado la caída de visitas a su programa para proceder al cambio. El último mes, la consultora Webnoize calculó que cada usuario de Napster compartía 1,5 temas, mientras que en febrero la media era de 220.
Hace apenas diez días, Napster lanzó la versión 2.0 de la beta 10.3, que en principio permitía encontrar un mayor número de canciones que estaban sujetas al obligatorio bloqueo por parte de la Industria discográfica. A los pocos días se demostró todo lo contrario: la versión no sólo no permitía encontrar más canciones sino que, además, afectaba a la estabilidad de los equipos informáticos, provocando que muchos de ellos se cayeran.
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