Imagine que cuando usted entra en una gran superficie comercial para hacer la compra, o simplemente para pasar el rato, alguien observara detenidamente todos sus movimientos sin que usted lo advirtiera: qué secciones recorre, en cuáles se detiene más tiempo, en qué productos se fija, cuáles compra…
La siguiente vez que usted entrara en la tienda, un amable comercial le recibiría y le ofrecería un surtido de productos adaptados a sus preferencias, elaborados a partir de la información obtenida con el seguimiento anterior. ¿Cómo reaccionaría usted? Pues eso mismo sucede en Internet, pero de manera más sutil, y generalmente sin regulación alguna. Algo que a la mayoría de los internautas no le hace ninguna gracia. Comprensible, ¿no?
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