La defensa del copyright es correcta hasta cierto punto. Más allá de un límite razonable, se suelen emplear criterios interesados y argumentos falaces, cuando no descabellados. Como considerar que el open source es equivalente a la piratería, y que los países que lo promueven pueden ser un peligro potencial para la seguridad de los EEUU.
Aunque suene a broma (macabra), esa es la visión de la IIAP, un lobby defensor de los derechos de autor entre cuyos miembros figura la Business Software Alliance (BSA), que a su vez engloba a empresas como Adobe, Apple, CA, Cisco, HP, IBM, Intel, McAfgee, Microsoft, Panda, SAP o Symantec, entre otras. ¿Considerarán, por ejemplo, a Mozilla un competidor desleal? ¿Aconsejarán romper relaciones con España porque Extremadura tiene su propia distribución Linux?
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