Seguramente nadie se ha parado a calcular cual es el coste para las empresas del tiempo que emplean los trabajadores en hablar de fútbol (asunto que les mantendrá especialmente ocupados durante los próximos dos meses), ni de los minutos que destinan al día los empleados fumadores en salir a la calle a darle al vicio, ni del tiempo que se pierde entre pausas para cafelitos, descansos, charletas y demás distracciones. En cambio, sí se siguen haciendo estudios para medir el impacto –negativo, claro- de Internet en la jornada laboral y en los resultados empresariales. Resulta que en España, uno de los países occidentales con menor índice de productividad, parece que hemos encontrado la perfecta cabeza de turco para justificar tan flojos resultados: Internet. Según un estudio elaborado por Inology, cada trabajador dedica una media del 3,6% de las horas totales de trabajo anual a navegar por ocio. Tal vez si dispusiéramos de horarios un poco más razonables no sería necesario rellenar de cualquier forma las interminables horas que pasamos encerrados en la oficina. Más.
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