Diputado laborista por el Reino Unido, Peter Mandelson es uno de los arquitectos de la nueva corriente política llamada Tercera Vía en el Reino Unido. El hasta hace poco ministro de Tony Blair, tuvo ocasión de reflexionar sobre los cambios en la naturaleza del trabajo durante el ciclo de conferencias que The Economist programó la pasada semana en Madrid bajo el título Tecnología, Sociedad y Desarrollo, donde disertó sobre las implicaciones sociales de la Nueva Economía.
\”Parece que si gana Blair habrá problemas\”. Así abría Mandelson su conferencia, al hacer una alusión directa a medidas como, por ejemplo, la vuelta de las amas de casa a la vida laboral como trabajadoras a tiempo parcial, en aras a conseguir los objetivos propuestos por la agenda de renovación económica del año 2000 en la Cumbre de Lisboa. Para su consecución, habrá que adoptar medidas así, tendentes a potenciar una máxima flexibilidad de las condiciones de trabajo. Según Mandelson, cumplir con los postulados de esta agenda es de importancia vital para la Nueva Economía.
¿La solución? La Tercera vía a la izquierda
La llamada Tercera vía, que en su día amparaba regímenes totalitarios camuflados de alternativa, es un concepto retomado hoy en día por una serie de intelectuales y políticos progresistas. Frente a una anquilosada socialdemocracia clásica, han decidido reinventar el concepto de Tercera vía, dando, según ellos, un giro a la izquierda, aunque no está exenta de críticas por la propia izquierda.
La razón de las críticas es bien sencilla. Para adoptar este modelo se parte de la base de que el agonizante modelo del Estado de Bienestar no da para más o, al menos, no da para depositar todas sus cargas fiscales en el presupuesto público.
En otras palabras, el estado no puede sostener por más tiempo los altos costes de una población no contributiva cada vez mayor, y para ello transige, acercándose peligrosamente, con algunos de los clásicos postulados neoliberales, tales como la desregulación de los mercados, la búsqueda de cohesión social en fórmulas no estatales o la existencia de instituciones supranacionales para garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos.
No se olviden de liberalizarse y flexibilizarse
\”¿Cuáles son los principales retos para Europa de aquí al 2001?\”, se pregunta Mandelson. \”Para que Europa cumpla con los objetivos de desarrollo marcados, ha de centrarse en tres cuestiones básicas, según Mandelson, a saber: el incremento del empleo, el incremento de los niveles de productividad europeos para que permitan un mayor crecimiento y la modernización del modelo social. Para lograr el cumplimiento de estos tres objetivos prioritarios, existen dos palabras clave: liberalización y flexibilidad\”.
A estas alturas de la conferencia es normal preguntarse: ¿pero son de izquierdas o de derechas? Esta es la parte que más criticas les ha propinado. Para intelectuales como Alain Touraine, \”existe el riesgo grave de que esta nueva alianza liberal se convierta en el nuevo nudo indestructible del pensamiento único\”. Para el director de Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, esta corriente es sólo un artificio para legitimar a los partidos de centro-izquierda hagan política de centro-derecha.
\”La liberalización\”, expone taxativamente Mandelson, \”es imprescindible si queremos mantener el ritmo de crecimiento\”. Tras el fracaso de la Cumbre de Estocolmo del mes pasado, el diputado del Partido Laborista reconoció Lisboa como nuevo punto de inflexión y en el que habrá que reafirmarse, ya que, según expuso: \”la Nueva Economía europea ha propiciado que los estados miembros se olviden de las prioridades domesticas\”.
Así, continúa Mandelson, \”tanto políticos como empresarios optamos por un capitalismo libre que conlleva cambios, no sólo en lo que producimos o en los sistemas de producción propiamente dichos, sino que también tiene consecuencias para los ciudadanos\”.
¿Trabajo? No gracias, prefiero el paro
La estructura del mercado laboral actual es inflexible. Mientras que la población en edad laboral en Europa ha caído del 64% de 1975 a un 61% en el año 2000, en Estados Unidos ha crecido durante el mismo periodo de un 62% a un 74%. ¿Por qué se da este fenómeno? Según Mandelson, la explicación es sencilla. El sistema de prestaciones europeo es tan bueno, que hace que trabajar sea poco interesante para un ciudadano en paro. Vamos, que la gente prefiere el paro al trabajo, e incluso a veces se gana más con esta segunda vía a cargo del estado.
Otro problema grave es la exclusión social que se da en el entorno laboral, no sólo por la juventud, sino que también afecta a las mujeres y a los prejubilados. El desempleo entre jóvenes y parados de larga duración afecta por ejemplo, en el Reino Unido, a casi un 28%. Es el claro ejemplo de la pescadilla que se muerde la cola. Si no tienes experiencia no te dan trabajo. Si llevas mucho tiempo sin encontrar trabajo, tampoco te dan trabajo.
Todo ello puede llevar a una exclusión del mercado laboral de todo este sector por periodos de tiempo amplios e indeterminados, e incluso indefinidamente. Asimismo hay pocas oportunidades de empleo para las mujeres, que sufren discriminación por el hecho de tener bebés o porque normalmente tienen salarios menores, lo que directamente provoca una gran inestabilidad en sus empleos.
No menos grave es el problema de la jubilación anticipada, ya que a partir de cincuenta años, en los casos más optimistas, parece difícil para la gran mayoría volver a obtener un empleo, lo que Mandelson califica como un \”desperdicio vergonzoso del ser humano, amén de ser una tragedia particular personal y familiar. Además, continúa, ¿puede permitirse Europa el lujo de perder esta mano de obra?\”.
La responsabilidad de los parados
Llegado a este punto, parece que Mandelson describa una realidad en principio contradictoria con su idea de potenciar Lisboa 2000, que se preocupe de las realidades sociales que descomponen el sistema actual y que va a proponer alguna medida para resolver el grave problema a que se ven sometidos estos seres. Pues bien: lo hace… pero a la inversa.
La canción que canta suena así: \”señores parados, llevamos mucho tiempo costeando su manutención y a ustedes les sale más rentable estar en su casa cobrando subsidios que ir a trabajar. Pero eso no puede ser. No podemos dar algo a cambio de nada y exigimos la responsabilidad de todos los parados. A partir de ahora se producirá una especie de inversión de la carga de la prueba, es decir, si es usted parado, su trabajo ya no va a consistir en buscar trabajo, sino en demostrar por todos los medios al sistema que hace usted todo lo humanamente posible para obtener algún tipo de empleo. De lo contrario, habrá que suspender su prestación\”.
Trabajar es bueno: ¡Créanme!
Los gobernantes de la Unión Europea ya parten de una base constatada. Por un lado hay cada vez más desempleados que empiezan a ser una lacra social camino de una exclusión permanente, que tardan más tiempo en encontrar trabajo y que encima viven de subvenciones. Por otro, hay un enorme déficit de profesionales en el sector de las Nuevas Tecnologías. ¡Eureka!, ¿cómo no se nos habrá ocurrido antes? Lo que hay que hacer es impartir a estos parados formación de alto nivel en informática y rebajar los impuestos para aquellos que contraten a este tipo de trabajadores, así los empresarios contratan a los profesionales que necesitan con una reducción fiscal y todo resuelto. Si fuera tan fácil la propuesta de Mandelson…
¿Pero cómo convencer a un parado para que deje el cómodo sofá y vaya a buscar trabajo? Pues muy fácil. Según Mandelson: \”Para que las personas no tengan la sensación de estar atrapadas en la pobreza, hay que fomentar la sensación de que el trabajo es positivo a largo plazo\”. El diputado laborista insiste en que hay que incrementar los niveles de competencia a toda costa y que los empresarios y políticos han de trabajar conjuntamente para que el poder cultural florezca en Europa.
Exprimir la Sociedad del Conocimiento
Mandelson considera fundamental la cualificación de la mano de obra, la creación de un orden I+D, la liberalización de las telecomunicaciones y la transformación de los nuevos modelos de aprendizaje: \”En la Economía del Conocimiento existe la oportunidad de que las personas saquen potencial a su vida, ya que durante toda ella, deberán invertir tiempo en el aprendizaje\”.
Y como plan de acción propone llevar Internet a las escuelas, a fin de reducir la distancia entre los que tienen o no acceso a las Nuevas Tecnologías en Europa. \”Como personas, propone el exministro británico, queremos defender a los que se quedan excluídos por el cambio, pero también hemos de mirar hacia lo que prospera. Hemos de mejorar la aptitud para el empleo de los limitados\”. Sin palabras.
Como bien refleja José Luis Pardo en su brillante artículo \”El Estado del Malestar\” del diario El País, al analizar las conclusiones de Beck sobre el tema: \”quizá deberíamos tener en cuenta que hasta ahora habíamos creído que el bienestar del Primer Mundo era el porvenir del Tercer Mundo, pero quizá hayamos de irnos acostumbrando más bien a la idea de que, más bien al revés, el Tercer Mundo es el porvenir del Primer Mundo\”.
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