Por la alfombra roja

El pasado 29 de junio los focos se encendieron a eso de las seis de la tarde, los usuarios que esperaban ansiosos en las colas se espachurraron unos contra otros, y se desplegó la alfombra roja para recibir en Estados Unidos al iPhone. Pocas veces, por no decir nunca, un teléfono móvil había levantado tanta expectación, provocada por la gran campaña de marketing elaborada por Apple.

El preciado teléfono ha ocupado portadas de revistas, de periódicos, multitud de blogs y foros y se había convertido antes de salir a la venta en el gadget del año. Hay quien se lo compró por estar a la última, por ser un “Mac-adicto” o, simplemente, por renovar su antiguo teléfono y su iPod. Pero lo que está claro es que Apple consiguió un lanzamiento brillante, al menos en parte.

Y es que la gala del teléfono de la manzana se vio empañada por un “ligero” problema, por el que numerosos usuarios estuvieron horas sin poder activar sus servicios. Un pequeño detalle que tendrían que haber tenido en cuenta porque, al fin y al cabo, la gente se compró el teléfono para poder utilizarlo. Aunque alguno lo exponga estos días en el salón de su casa, cual trofeo deportivo.


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