Una penetración de Internet que alcance al 100% de la población es un objetivo utópico. No sólo por las dificultades técnicas que supone llevar las infraestructuras necesarias a toda la población de un país, sino porque una parte de la brecha digital siempre se explica por parte de la demanda, y no de la oferta. Es decir, hay un porcentaje de población que aún pudiendo acceder a Internet, opta por no hacerlo.
¿Por qué? Aunque muchos no puedan prescindir del portátil ni en vacaciones, los motivos para “pasar” de Internet varían desde la falta de interés (y quien a estas alturas no siente interés alguno por Internet difícilmente lo va a sentir ya) al precio del servicio (en el caso de España, uno de los tres ADSLs más caros de Europa no ayuda precisamente). También cuentan los factores socioeconómicos y el nivel de educación. Todo ello explicado en el análisis de Raúl Katz.
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