A la hora de distribuir internacionalmente el iPhone, Apple optó por la estrategia de aliarse con un único operador en cada país, ofreciéndole la distribución en exclusiva del teléfono. En el caso de Francia, el elegido fue Orange. Un acuerdo que fue denunciado por sus competidores ante las autoridades de la competencia, y éstas determinaron suspender la exclusividad de la comercialización.
Ahora bien, basta pararse a analizar el caso y la sentencia para que surjan serias dudas sobre el acierto de ésta. Por ejemplo: ¿cómo puede considerarse dominante una empresa recién llegada al sector de los móviles, como es Apple? ¿Cómo pueden repartirse un mercado dos agentes que compiten en industrias distintas? ¿Por qué el éxito de los productos de Apple y la fidelidad de sus usuarios se considera un factor que atenta contra la libre competencia? Todas estas dudas y un certero análisis de la sentencia las encontramos en el análisis de Fernando Herrera.
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