Redes sociales… diferentes

Las redes sociales están de moda. Un fenómeno que en España se encuentra, en general, en una primera ola, con webs como E-conozco, está empezando en otros lugares a desarrollar nuevas modalidades, más avanzadas tecnológicamente. Es el caso por ejemplo de Spoke, que ofrece la posibilidad de cargar nuestro Outlook, rastrear nuestra lista de contactos y realizar mapas de relaciones e interrelaciones que nos liberan del trabajo de tener que hacerlo nosotros mismos.

Se van intuyendo los modelos de negocio. Las redes sociales, a medida que aumentan la fuerza motriz que les otorga el número de usuarios, empiezan a ofertar servicios especiales que requieren un pago. La mayoría siguen siendo gratuitos. Todavía pocos se atreven a \”molestar\” al usuario con la oferta de servicios de pago, pero su valor real les convierte en un nuevo fenómeno de masas -masas jóvenes, masas de nicho, masas de género- que evolucionan rápidamente como un generador de nuevos negocios todavía por concebir.

Después de algún tiempo, he tenido de nuevo el placer de hablar con Jorge Juan y Silvia García, los hermanos que fundaron Netjuice y hoy son los promotores principales de Differend Games, creadores de Négone, el primer juego de realidad interactiva que está arrasando, sobre todo entre la juventud. Négone tiene su propia versión online, que es al mismo tiempo una red social de ocio incomparable, probablemente la primera red social aplicada al ocio que existe con una serie de características únicas.

En primer lugar, el juego, que está todavía en sus inicios online, se desarrolla en uno o más planos en un ecosistema de ocio sin límites en el número de planos que comporta, lo que lo convierte en idóneo para su utilización con docenas, cientos o miles de patrocinadores en cualquier parte del mundo.

Como no podía ser de otra forma, Négone es una forma de entretenimiento híbrida: aunque se puede participar exclusivamente online, tiene muchos aspectos, quizás los más interesantes, que están reservados a los jugadores que acuden físicamente al local que Négone tiene en Nassica. Ciertos puntos y premios están reservados para los clientes habituales de su local.

En entornos como el de Négone, la red social es, sobre todo, una continuación de su negocio central

Por último, quizás también muy especial, mencionaré Open Business Club, una red social que podríamos denominar \”VIP\”. Me invitó a participar un asociado francés, y me he quedado impresionado con los currículos de la gente que he podido encontrar alrededor de su invitación. Sólo presidentes, CEOs y directores generales de, sobre todo, pequeñas empresas emprendedoras con gran capacidad para generar una red de potentes introductores en cualquier entorno europeo.

Predominan los participantes alemanes y franceses, pero ya aparece gente de las nacionalidades más importantes de la Unión Europea. Se me antoja una muy buena forma de hacer red. Parece que sólo se entra por recomendación de alguien, aunque puede ser también a través de su página web y, de momento, el filtrado lo realizan los propios usuarios en base a disponer de amigos de cierto empaque en su red más próxima.

Es muy interesante, por ejemplo, poder dirigirse a un presidente de una empresa alemana de software diciéndole que eres amigo de un amigo suyo -cosa que él puede verificar por el listado de contactos que tiene y comparte con dicho amigo- y que estarías interesado en representarle en España. Rompe el hielo de forma inmediata, y es fácil conseguir una charla online con dicho ejecutivo. Tratar de hacerlo de la forma tradicional, investigando qué empresas alemanas disponen de un software en el que estoy interesado, tratar de averiguar quién es la persona a contactar y hablar con él o ella sin viajar a Alemania, es mucho más complejo. El que nos hagan caso a distancia, es casi imposible.

Las redes sociales para todos son una consecuencia lógica del desarrollo meteórico de la mensajería instantánea, que crecen en los entornos jóvenes inicialmente, pero que se van filtrando a nuestro tejido empresarial y configuran redes -de difícil control- que los empresarios miran con desconfianza, pero que son imparables.

Ocio, recreo, contacto y negocio serán el fruto de cientos de redes sociales en todo el mundo. Cada país con una penetración mínima de Internet cuenta ya con su propia red social. En algunos países son varias, y en EEUU se cuentan ya por docenas.

Como siempre existen empresas y entornos (como Négone) para los que la red social es, fundamentalmente, una continuación de su negocio central. En otros casos se sigue el modelo de negocio, ya viejo en Internet, de acumular el mayor número posible de usuarios, con la esperanza de, con el tiempo, convertir esa masa crítica en un negocio.

Ya hemos visto en el pasado que las empresas, también las de Internet, necesitan una orientación a los resultados; no conviene volver al pasado y centrarse sólo en conseguir usuarios. O tengo un modelo de negocio que sepa convertir usuarios en clientes (alguien que compra algo y paga por ello), o estamos generando una plétora de nuevas puntocom sin visión de futuro.

Pronto empezará la consolidación. Quienes tengan un modelo de negocio seguirán adelante. Los que no lo tengan desaparecerán.


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