Lo que un día parecía imposible empieza a hacerse realidad paulatinamente. La todopoderosa televisión, que parecía el invento más relevante del último siglo, se rinde ante la evidencia de que hay otro medio aún más revolucionario: Internet.
El espectacular desarrollo tecnológico de la Red ha hecho olvidar los tiempos del lenguaje HTML, la pesadez de realizar descargas, etc. Y ahora la televisión tiembla.
Ésta todavía es insuperable en las imágenes a tiempo real, es cierto. Pero ha convertido a los espectadores en monigotes pasivos, despreciando en muchas ocasiones su inteligencia. En cambio, la Red gana de calle en interactividad y en la multitudinaria oferta de contenidos que proporciona al usuario.
En los sitios P2P, la gente ya no busca solamente películas y juegos, como hasta hace no tanto tiempo; ahora la demanda de series televisivas es bastante fuerte.
Además está la ventaja de poder disfrutar de esos programas en cualquier momento, cuando queramos, cuando podamos, abstrayéndonos de los correajes horarios clásicos. Y esto no es nada: esperen a que se popularice por estos lares TiVo, que en EEUU gana cuota de mercado a pasos agigantados.
Efecto llamada
Se produce asimismo un hecho curioso, que además es un argumento considerable en contra de los que no paran de lanzar piedras contra el tejado de la piratería. Se ha demostrado que si, por ejemplo, una serie se estrena antes en Alemania que en Japón, los nipones acudirán en masa a las redes de intercambio de archivos germanas.
Pero, en contra de lo que venían pensando los productores televisivos, cuando dicho programa llega a Japón no es que no lo vea nadie, sino que su audiencia se dobla, se triplica; la gente se ha enganchado, el boca a boca funciona. Es lo de siempre: quienes se bajan música no se conforman con eso. Quieren más, y la compran.
Es así como, en la eterna y bestial lucha por la audiencia, el mercado parece que ha ido ajustando las posiciones de los jugadores, proporcionando a cada uno un trozo del pastel; las descargas de series para iPod y para verlas en el PC no paran de crecer, y así las cadenas de televisión ganan dinero por dejar ver un programa que emiten gratis.
Entretenimiento activo
Para el público es un medio de entretenimiento mucho más enriquecedor, dado que las cadenas fomentan su participación; suelen poner pistas sobre las series, juegos y actividades relacionadas con las mismas… Por no hablar de que no hay que comerse forzosamente la publicidad (LINK PHILLIPS).
Pero de esto, de un modelo de negocio realmente incomprensible porque consiste en obligarnos a ver anuncios que no queremos ver, escribiremos otro día.
Con el auge de la televisión digital terrestre –aún en pañales en nuestro país, cierto es-, los expertos aventuran ya un futuro de integración de este medio con Internet.
A medida que siga aumentando el ancho de banda disponible y que se potencie la oferta de ADSL, una tecnología capaz de gestionar el ingente volumen de información necesario para ver la TV a través de la Red, ésta tendrá todas las papeletas para desbancar a lo que en su momento revolucionó nuestras vidas y que hoy ha quedado reducida a la categoría de caja tonta.
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