Sony apostó fuerte por su consola PS3, vendiéndola a un precio inferior al de fabricación con la esperanza de que las ventas de juegos compensaran la diferencia. El problema es que llegó tarde al mercado, con una Xbox que ya había tomado fuertes posiciones, y encima se topó con un contendiente inesperado, la Wii de Nintendo, que ha batido récords por su facilidad de manejo y sus juegos intuitivos y para todos los públicos. La consecuencia: chuparse 3.300 millones de dólares de pérdidas en su división de Juegos. La responsabilidad de compensar el agujero recae ahora en el Blu-ray.
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