Si alguna vez se hiciera un ranking con las empresas más odiadas, seguramente Microsoft ocuparía una de las primeras posiciones. Algo paradójico, dado que cientos de millones de personas utilizan a diario en todo el mundo algunos de sus programas más populares (Explorer, Office, Windows, etc.).
Y sin embargo, la empresa fundada por Bill Gates parece sufrir una inquina digna de un estudio freudiano. Los últimos ejemplos: el Parlamento Europeo dirige contra ella una investigación (otra más) por prácticas monopolísticas, a la que se ha unido Google como acusación; una votación popular elige Windows Vista (un producto de 2007) como el mayor fiasco tecnológico de 2008. Y la semana que viene seguramente habrá más. Mientras tanto, a hacer los deberes.
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