Tragaperras cibernéticas

Según dicen los más pesimistas, es más fácil recibir un impacto de meteorito en la cabeza a que te toque la lotería. Aún así, millones de personas juegan cada día para intentar alcanzar su sueño: conseguir un ‘buen pellizco’ que les permita vivir como quieran. A cualquier hijo de vecino le gustaría conseguir dinero rápido sin esfuerzo, y las apuestas y otros juegos son, aparentemente, una forma de hacerlo. Eso sí, para conseguirlo se necesita algo de perspicacia, y muchísima suerte.

Las máquinas tragaperras, el bingo o los casinos son solo algunas formas en las que parte de la población pone sus esperanzas, y en casos más extremos todos sus ahorros, para intentar hacerse con más dinero. Y, por lo que parece, el mundo de Internet no ha hecho más que ampliar estos sueños de riqueza.

Según los datos facilitados por AEDAPI (Asociación Española de Apostadores Deportivos por Internet), el mercado de las apuestas online movió en 2006 cerca de 500 millones de euros, un 40% más que en 2005. Este espectacular crecimiento coincide con la aparición de numerosas empresas que ofrecen estos servicios y que, en muchas ocasiones, tienen sus sedes en los llamados paraísos fiscales.

Esta nueva opción de ganar dinero está amparada por un vacío legal que, a veces, hace complicada su regulación. De hecho, estos sistemas no dan al Estado ningún tipo de compensación, mientras que las apuestas y los juegos tradicionales sí tienen que pagar una serie de impuestos por sus servicios. Por eso, estas compañías de apuestas han decidido demandar a sus competidores cibernéticos para intentar frenar este vertiginoso aumento de sus negocios.

Aún así, parece que por el momento poco pueden hacer contra ellos; quizá, sea una cuestión de adaptarse a los tiempos y acudir al medio en auge que utilizan los usuarios para jugar con su dinero: la Red.


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