Hace poco, un amigo mío, dueño de varios clubs de moda en España, me hablaba de una profesión que desconocía completamente como tal, la de disc-jockey. Según me contó mi amigo, los pinchas son los dueños de la noche. Ellos mandan en los ritmos que se consumen y mezclan e inventan música en cada sesión.
Mi amigo, que contrata a los mejores, me explicaba que se trata de una nueva profesión, de un nuevo tipo de artista, que se ha convertido en indispensable para su negocio. Los buenos DJs ganan millones, y sus fans vienen expresamente a oírles mezclar música desde cientos de kilómetros.
Me recuerdan a los webmasters, los verdaderos dominadores de Internet hoy.
Aparte de las grandes empresas como Google, Yahoo, Amazon, eBay y algunos europeas (Wanadoo, Ya.com, etc.) que disponen de masa crítica propia y pueden realizar grandes inversiones en comercializar sus productos y servicios, los negocios rentables en Internet los generan los webmasters.
Kevin Kelly ya dijo que en la Red hay que generar red. Los webmasters configuran una de las redes más potentes de Internet. Si quiere ganar dinero en la red y no tiene presupuestos millonarios, tendrá que aprender a que ellos le ayuden, ganen dinero con ello y le acompañen en su necesidad de crear clientes online.
Una especie aparte
Mucha gente en las grandes empresas me pregunta qué es un webmaster. La respuesta no es sencilla; como en el caso del disc-jockey en el entorno del ocio nocturno, se trata de otro tipo de artista, en este caso del posicionamiento en Google y de la creación de páginas y blogs que mueven con celeridad en la dirección que les place. Su pasión es la programación y la gestión del posicionamiento de su granja de páginas web en los buscadores. Se conocen Google de arriba abajo. Algunos son capaces de engañarle y poner a sus páginas por delante de las de una gran empresa, a pesar de que ésta invierta cifras millonarias en aparecer en los mejores puestos del buscador.
Le dedican a la red su vida. La media está en más de 12 horas diarias pegados a su ordenador. Son, en su mayoría, varones jóvenes, aunque últimamente aparecen algunas féminas en el entorno. Marcan tendencias o las siguen, pero su actuación contribuye siempre al éxito o fracaso de muchas de las iniciativas de marketing viral por Internet.
Las redes de webmasters configuran un mapa secreto de los movimientos de los lectores en cada país. Mucho más sutil que los grandes negocios con músculo financiero, estos actores se cercioran todavía en pijama del buen estado de sus “propiedades” en la red antes de desayunar y vuelven a hacerlo antes de acostarse, a altas horas de la madrugada.
El núcleo del negocio
Son por ello difíciles de entender; desprecian a los simples humanos que utilizan el navegador cual cuchara de palo, y sólo manifiestan aprecio por el colega que acaba de ganarles dos puestos en su posicionamiento en Google.
Son un bien privado de la Red. Lejos del alcance de las grandes empresas, se nutren de los negocios de Internet que han sabido descubrir en ellos una fuente inacabable de colaboradores de valor incalculable y han aprendido que, en Internet, se triunfa si la gente que configura nuestro entramado (social, empresarial) gana individualmente más que nosotros.
eBay, por ejemplo, gana más dinero a medida que los grandes coleccionistas que forman su centro neurálgico y estratégico ganan más dinero. Esta capacidad de configurar redes rentables, partiendo de la configuración de productos y servicios que distribuyan beneficios para todos los participantes, es algo que las empresas tradicionales tienen que aprender a utilizar en su beneficio.
Claro que no siempre es fácil el diálogo entre el webmaster y el encorbatado ejecutivo de la gran empresa.
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