“Actualmente, los estudios first party [de Sony] no tienen ningún título de PlayStation Vita en desarrollo. Desde las third party se está trabajando mucho y muy bien en PlayStation Vita”.
Con esta insulsa declaración, Sony ha terminado por decir adiós a sus aspiraciones portátiles. Tras dos intentos, la compañía japonesa ha tirado la toalla en el hardware de bolsillo. Probablemente, visto lo visto, sea lo mejor, ya que llegados a este punto, Sony debería dedicarse a lo que sí funciona (PlayStation 4 y televisores), y dejar de lado los encuentros paranormales. Lo de a la tercera va la vencida no parece que fuera a funcionar, y además los japoneses parecen tenerlo más que claro.
Pero lo más entretenido es la segunda parte de la cita. Sony pretende, con todo el descaro, que sean otras compañías las que sigan dándole vida a la consola, como si eso fuera a servir para algo. Algo no debe de andar muy bien en la sede central de la empresa nipona: ¿a qué compañías se refiere? ¿Ha tenido alguna vez el apoyo de alguien la consola? Y, en el caso de que las hubiera: ¿estarían dispuestas estas editoras a trabajar en un sistema en el que no cree (ni ha creído nunca) su propio fabricante? Sony, a estas alturas, bromas las justas.
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