Con varios meses ya en el mercado, ha llegado el momento de que Baquía analice uno de los dispositivos que trata de romper la hegemonía del ordenador portátil, y que poco a poco está consiguiendo su cometido. Primero fueron los iPad de Apple los que revolucionaron el mercado y más adelante fue Microsoft la compañía que pensó en cómo sería si a una tableta se le añadiera un teclado y se acercara al mundo del PC: así nació la familia Surface.
La idea tenía su lógica, y aunque no se ha convertido en un dispositivo masivo, sí que es un terminal reconocido por su sobrio acabado y gran funcionamiento. La Surface Pro 4 es el último escalón que por el momento ha recorrido Microsoft en cuanto a convertibles y su acercamiento a un portátil es tal que el movimiento contrario se está comenzando a realizar: cada vez son más los portátiles que se fijan en un convertible y muchas menos las tabletas que quieren crecer hasta ser un completo portátil.
¿Para qué se necesita un teclado y un lápiz? La respuesta a esa pregunta la contestó la propia Apple el año pasado con el lanzamiento del iPad Pro
De hecho, Microsoft ha conseguido también hacer mella en sus rivales, hasta que no han tenido más remedio que claudicar ante el formato elegido por la compañía americana. En el entorno de Apple eran constantes las bromas en cuanto al teclado y el lápiz óptico incluido en Surface, hasta el punto que resonaba en los rincones de Cupertino la pregunta “¿para qué se necesita un teclado y un lápiz?”. La respuesta a esa pregunta la contestó la propia Apple el año pasado con el lanzamiento del iPad Pro.
Lo que no se han atrevido todavía en Apple es lo que hace fuerte a Microsoft. Si el iPad Pro, bien es cierto, que cuenta con un sistema operativo (iOS) rápido y sencillo de utilizar, basado en apps, no es menos cierto que la Surface Pro 4 cuenta con un sistema completo y mucho más potente: Windows 10 Pro.
Con Windows 10 incluido de serie, el convertible de Microsoft cuenta con la gran ventaja de poseer toda la potencia que se podría obtener de un ordenador de mesa o portátil. Esto es: instalación de aplicaciones completas -nada de versiones móviles-, posibilidad de instalar cualquier tipo de periférico, monitor, entradas USB 3.0 y, sobre todo, algo que se echa muy de menos cuando se trabaja en una tableta: la ausencia de un sistema de control como el ratón.
La experiencia en una oficina es demoledora en este sentido. Las capacidades táctiles están muy conseguidas (y ahí están para quien quiera utilizarlas), pero, al menos por el momento, es bastante complicado utilizar las manos para tener una productividad máxima. Quizá en próximas generaciones, el uso del ratón quede olvidado, sin embargo, hoy en día, es un periférico indispensable para el día a día laboral.
El mundo laboral también se encuentra en pleno cambio. Cada vez son más habituales los trabajadores que realizan su trabajo en diferentes lugares dependiendo del día. Para ello necesitan transportar la oficina de lugar. Los portátiles han facilitado este trabajo durante años, pero al final de jornadas agotadoras pueden terminar resultando incómodos. El tamaño y peso de la Surface Pro 4, que se reduce sensiblemente con respecto al anterior modelo, ayudan a que se pueda llevar en casi cualquier lugar sin apenas esfuerzo.
Microsoft también ha realizado con el modo Continuum de Windows 10 otro gran paso con respecto a la movilidad en su gama de smartphones Lumia. Aunque esto queda para otra review, los Lumia pueden convertirse en un completo PC que entra en un bolsillo. Los esfuerzos de la compañía con Windows 10 está transformando el mundo empresarial.
El peso limitado y la delgadez del dispositivo pueden engañar a primera vista. Cualquiera puede pensar que el dispositivo acabará arrastrándose en cuanto se le obligue a trabajar con varios procesos. Pero salvo momentos puntuales y bastante escasos, Surface Pro 4 consigue salir adelante sin demasiadas complicaciones.
Cuando un fabricante se une para sacar un producto con su propio sistema operativo todo son ventajas al diseñarse al milímetro con las capacidades del software
También es cierto que existen varias configuraciones, dependiendo del dinero que se quiera invertir en el convertible. La más básica con un Intel m3 no se podrá comportar nunca igual que un i7, pero aquí sale a relucir una de las características por la que Microsoft puede presumir. Al igual que ocurre en Apple, por ejemplo, tanto sistema operativo como hardware es uno. Cuando un fabricante se une para sacar un producto, un hardware, con su propio sistema todo son ventajas al diseñarse al milímetro con las capacidades del software. Esto es algo altamente elogiado en los de Cupertino, por lo que hay que aplaudir cuando otros, en este caso Microsoft, se apunta al carro de la estabilidad lanzando sus propias máquinas.
Duración de la batería y conectividad
La batería de Surface Pro 4 cumple con creces los prometido por Microsoft
La batería es una preocupación constante. Hasta hace pocos años, los portátiles tan solo podían estar sin alimentación unas 3 o 4 horas siendo generosos. La eliminación y mejora de elementos tecnológicos han alargado la duración hasta aguantar un día laboral completo (más de 8 horas) dependiendo del uso que se realice del terminal. Con Surface Pro 4 se ha podido comprobar que la batería cumple lo prometido con creces.
No podía faltar la pertinente conexión inalámbrica a una red wifi, al igual que también se puede conectar a una red ethernet con el hub que se vende por separado. Hay que volver a lamentar que Microsoft no se ha dado cuenta que la tableta ampliaría su uso con una conexión LTE y vuelve a dejar a otra Surface sin la posibilidad de entrar en una red 4G. Es complicado entender los motivos que llevan a Redmond a tomar esta decisión, pero la espléndida Surface Pro 4 queda supeditada a una conexión wifi, limitando la movilidad que tanto se esfuerzan en resaltar.
Conclusiones
Microsoft tiene un producto muy robusto con Surface Pro 4. Su idea inicial de sustituir a los portátiles se cumple en este caso en cualquiera de los modelos disponibles. Trabajar con el convertible es tan cómodo que no se echa de menos la construcción de una pantalla mayor. Si fuera así, siempre se puede conectar una pantalla externa desde el propio terminal, sin necesidad de adquirir el dock.
Su batería, para trabajos de redacción sin pedir demasiado al núcleo del sistema, aguanta sin problemas un día completo (8 o 9 horas) y el rendimiento del disco duro interno (SSD) conlleva rapidez al Windows 10 instalado como sistema operativo. Un software que permite la instalación de cualquier aplicación como si estuviera en un PC completo o portátil.
La pantalla cumple su cometido en una brillante resolución FullHD, aunque en ciertas condiciones de iluminación se convierte casi en un espejo y el reflejo de la luz se puede hacer incómodo.
Como puntos negativos del terminal se encuentra la ausencia, una vez más, de la conexión LTE que se antoja más que útil hoy en día y el precio del dispositivo. 1000 euros para la Surface Pro 4 más barata no está al alcance de todos los bolsillos, aunque es bastante improbable que un comprador se arrepienta de hacerse con cualquiera de los modelos existentes. Al precio hay que sumar también los más de 100 euros que cuesta el teclado, periférico que se niega a incluir Microsoft en el paquete de venta.
Con todos los datos expuestos, la decisión de comprar o no una Surface Pro 4 queda en el usuario y en el uso que le va a dar. Si necesita una tableta para jugar, ver películas o navegar por Internet es seguro que el convertible de Microsoft no es para él. Si está buscando un ordenador potente, con una experiencia Windows completa y ligero, las dudas deberían estar disipadas en un primer momento.
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