Windows 10 ha tenido una gran acogida por parte de los usuarios de PC. La apuesta multiplataforma de Microsoft ha sido la primera piedra de los de Redmond para cambiar el estado de global de su sistema operativo.
Sin embargo, se ha conocido que en varias ocasiones los usuarios se han visto “forzados”, sin quererlo, a actualizar sus sistemas de Windows 7 a Windows 10, ya que el propio sistema toma la decisión por ellos. Microsoft ha sido acusada en varias ocasiones de conseguir aumentar el número de Windows 10 instalados gracias a estas prácticas.
En las oficinas de Seattle por el momento no han dado ninguna explicación. La actualización es reversible durante los primeros 30 días, pero no deja de ser una molestia para los usuarios el tener que esperar a que termine el proceso, además de las posibles incompatibilidades que se pueden encontrar con determinado software o hardware.
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